lunes, 29 de marzo de 2010

Real Madrid - Atlético de Madrid 3-2.

Hay veces en que cuando uno va al fútbol, parece que en realidad está en el locutorio. El partido disputándose, y todos los que me rodean siguiendo el partido...a través los auriculares por donde siguen el partido. Y para dar más ambiente de locutorio tuve situado a mi izquierda a un aficionado proveniente de alguna ex-colonia.

Para más INRI cada uno de los radioescuchas se nutre de una emisora distinta, así que cada tiene versiones distintas para la jugada que acabamos de ver todos. Me recuerda a aquella frase de Groucho Marx: "¿Me va a creer a mí o a sus propios ojos?"

Y luego están aquellos que comentan por teléfono cómo va el partido con gente que está en el exterior. Y es que en los templos del deporte tenía que estar prohibido el uso de celulares, como sucede en los servicios religiosos o en las oposiciones. Más de uno se perderá un gol porque está mandando un SMS a alguien para escarnecer a su equipo.

Cuando empecé a ir al fútbol (al Calderón a animar al equipo visitante, salvo que se tratara del Barça) unos pocos llevaban aquellos pinganillos blancos de un solo auricular, los cuales permitían sin problema a los usuarios sostener una conversación con el vecino, pero los nuevos modelos aislan de tal manera que a más de uno le va a caer una bengala al lado y sólo se va a dar cuenta porque suda un poco más de lo habitual. Esto no es lo que era.

Y ayer seguramente se usaron ayer masivamente las nuevas tecnologías, porque sólo hubo emoción en el resultado, lo que es el partido, pues para borrar del disco duro.

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