Llega uno tranquilo, joer, un miércoles, con intención de ver el partido, de pasar un buen rato. Saluda a los amigos, habituales del Sydney, sean madridistas o no, que es donde está la gracia de ver el fútbol en el bar...
Y aparece Él, el bocas...
Hacía mucho tiempo que no “disfrutábamos” de la compañía de uno. El prenda se ha dedicado ha preparar oposiciones a llevarse un par de hostias desde que llegó. Ni tan siquiera el gol de Cristiano ha podido meterle en cintura. Todo lo contrario, se ha dedicado a llamarle, “el tonto ese...”, “ese subnormal...” etc.
En fin, el amigo presumía de tener teléfono móvil hablando con su presunto colega Amadeo, el de las gambas, (un gol más cerca,), y pretendiendo provocar a la concurrencia blanca. Eso es que no sabe que los madridistas somos fieles a un equipo Señor.
Otros concurrentes, simpatizantes y socios del Atletí se avergonzaban en público de semejante espécimen, mientras Antonio, leonés de nacimiento y culé de corazón, me decía a voz en grito: “Este es un gilipollas”. Enorme definición por parte de un gran aficionado al fútbol, que sabe ganar títulos como reconocer los méritos del eterno rival.
Al final, resultado favorable a mi Madrid y jolgorio general por el empate de los colchoneros.
En conclusión, el bocas jodido, pero indemne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario