lunes, 19 de abril de 2010

Real Madrid - Valencia 2-0

Fue empezar el partido y mis vecinos de localidad y servidor sentir unos picores y malestar generalizado que no sabíamos a qué achacar.

En un principio pensamos que los cubitos de los cubatas previos al partido podían estar en mal estado, pero otro de los vecinos dio con el diagnóstico cabal a nuestros males.

Aunque nuestra zona es de socios, parece ser que algunos socios peseteros, descastados y vendidos al enemigo habían vendido a ciertos facinerosos sus abonos, de tal modo que muchas de las localidades aledañas habían sido ocupadas por culés el día del clásico entre los clásicos, y claro había cierta ponzoña en el ambiente.

Afortunadamente llegaron los porreros de costumbre con su incienso particular, los que habían merendado con sus regüeldos expansivos y los que acababan sus digestiones con sus flatulencias pestilentes para que todo volviera a su ser.

Hasta llegaron los aromas de un bocadillo de gambas al ajillo que nos hicieron recordar la tarea pendiente que tiene Ronaldo. Ese que parece a aquel genial saltador de pértiga, Sergei Bubka, que sólo saltaba un centímetro más por torneo para sacar más pasta.

1 comentario:

  1. gracias a Dios nos ahorraremos el espectáculo de la estelada en la Cibeles o en el Bernabeu..saludos cordiales.

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