Parece mentira, pero cuánto mejor juega el Madrid y más positivos resultados cosecha, menor cantidad de clientes acuden al Sydney a ver los partidos. Resulta paradójico que, en pleno centro de Madrid, se puedan encontrar tantos antimadridistas. La verdad, es que así estamos más cómodos.
Después de una primera parte difícil de soportar, por el mal estado del terreno y por dos borricos de la habitual parroquia, empecinados en hacerse entender a base de rebuznos, el segundo tiempo trajo las conexiones Kaká-Cristiano, los goles y se llevó a los cuadrúpedos cada uno a su casa, imagino, tanta gloria llevaron como paz dejaron.
Lo mejor los dos golitos del portugués, suma y sigue, espantada de Amadeo en el momento de marcar el primer gol. Yo aún tengo esperanza de comer una de esas gambas.
PD: Dada la tardanza con que estoy metiendo esta entrada, puedo celebrar el “favorcito” de los vecinos de otro lado del río, que, como solían hacer, se cepillaron al os cúles, que de paso, abandonaron la capital del Reino con dos lesionados más.
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