domingo, 20 de diciembre de 2009

Real Madrid-Zaragoza 6-0

Dicen que hay vientos del desierto que desnortan al que lo recibe y lo vuelve majareta perdido.
Algo así debió sucederles a los del Hospital de la Zarzuela. Debe ser cosa del cambio climático.
Cuando llegamos a nuestras localidades teníamos esperándonos un chaleco de regalo contra la lluvia. A la lluvia ni se la veía ni se la sentía, pero en cambio hacía un frasquete de los que frecuentan por Siberia.
Una buena bufanda por asiento y todos le hubiéramos estado agradecidos eternamente a los de la Zarzuela. Claro que ya se dice que piensa mal y te quedarás corto. Estos lo que querían era que pilláramos una pulmonía cuádruple y ante los primeros síntomas, pues ¡ale! ¡Todos a la Zarzuela!
Algún síntoma que otro tuvo que haber, porque de los pocos que éramos iban desertando los menos curtidos y en el descanso, con 4-0 y sabiendo que lo podían ver en casa por dos canales, la fuga fue masiva.
Se nos regalaron dos goles más y quedarnos con las ganas que el holandés hiciera un triple, pero el Zaragoza ya no podía dar más facilidades.
Y todos aliviados al saber que Pepe no ha sido operado en la Zarzuela. Se hubieran limitado a hacer un implante capilar.

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